Desde que pisé África por primera vez supe que volvería una y mil veces más, así, aprovecho cada oportunidad para bajar al continente que un día me robó el corazón. Asimismo, no se me ocurre manera mejor de viajar que en forma de vacaciones solidarias, donde lo que yo obtengo es infinitamente superior a lo que puedo aportar. En mis andanzas como “vacacionera” siempre había compartido la experiencia con un grupo reducido de personas, por lo que el número de viajeros en este viaje suponía para mi un estimulo nuevo muy atractivo por lo que no me pensé dos veces enrolarme con Viento Norte Sur aventura. Ha sido mi primer viaje con ellos, pero no será el último, pues ha sido una experiencia maravillosa de principio a fin.
Como decía antes, en este tipo de viajes solo se puede ganar, y yo he ganado muchísimo. He ganado la oportunidad de conocer a un grupo de personas fabulosas que han hecho que esta aventura sea algo más que un viaje, que me harán muy feliz cada vez que me las encuentre en mi camino y a las que no voy olvidar jamás. He ganado aprender que con esfuerzo (y un poco de ayuda y apoyo) se puede superar cualquier miedo, se puede alcanzar cualquier meta, se pueden sacar fuerzas y seguir adelante. He ganado conocer un poco más una cultura fascinante, para poder compartir este aprendizaje con los demás y así despertar curiosidad, acercar culturas, remover conciencias, desmontar estereotipos. He ganado la belleza de lugares mágicos, el sabor de cazuelas en buenas manos, el olor de tradiciones que se mantienen a lo largo del tiempo, el sonido de África. He ganado recordar el verdadero valor de las cosas, lo que significa realmente ser feliz y lo afortunada que soy de estar viva.
Gracias Viento Norte Sur, gracias grupo verde.
Ana Belén