Mi hermano llevaba mucho tiempo dándome vueltas a la cabeza sobre los lugares que hemos visitado. Una zona de costa virgen, donde se respira tranquilidad y la comida sabe a comida…

Pues tanto mareo de cabeza ha valido la pena. Me aventuré como monitora en este viaje y a pesar de que conocía la zona me ha vuelto a impactar como la primera vez que visite la querida Essaouira. Eso de redescubrir un lugar, me pasa muy pocas veces, pero la sensación cuando pasa es muy agradable.

En primer lugar me esperaba calor a la hora de andar, pero nada de eso. Hay un microclima en la zona que mantiene la temperatura todo el año por debajo de los 28ºC. Un clima perfecto para caminar.

Me encanto lo diferentes que son las 3 etapas. A pesar de que apenas son 70km de fácil recorrido, el cambio de paisaje de una etapa a otra es espectacular. Bosques se arganes, playas de interminables dunas, pequeñas calas dominadas por el ganado de la zona (vacas y cabras), un oasis  de agua dulce tras un mar de duna, un pueblo de adobe sobre una colina colgada en el mar…

Me gusto mucho salir de Essaouira e ir adentrándome poco a poco en la costa virgen.

El grupo humano es como siempre lo que me llevo de estas experiencias. Gente venida de todas partes de España que compartimos una afición y unas ideas.

Si viajas sóla o sólo, no te lo pienses mucho. Así va el 80% de la gente a estas actividades y se vienen cargadas de amigos.

Volveré pero la próxima vez a descansar de este ruidoso mundo que nos rodea.