Describir con palabras la experiencia en Nepal resulta complicado. Nepal ha resultado ser un país diferente, con una diversidad étnica enorme, en el que conviven dos religiones mayoritarias (hinduísmo y budismo) en aparente armonía, lo cual contrasta con el caos de sus calles en el día a día.
Y que mejor manera de conocer un país que viviendo ese día a día caminando. Realizar parte del circuito del Annapurna te da una pequeña visión de lo que es el país: paisajes, culturas y etnias diferentes a cada paso que das. He disfrutado cada momento del trekking, hasta en los que se sufre. De hecho, no me habría importado haber ampliado días en la montaña
Experiencia enriquecedora en lo cultural pero mucho más en lo personal. Superar los baches que te pone el camino, siempre en equipo, y darte cuenta de la fortuna en ocasiones de haber nacido en otra parte muy distinta del globo.
Sin duda alguna, Nepal, un destino al que volver.
La organización ha sido muy buena y con una capacidad de reacción muy rápida ante cualquier imprevisto.