Mi experiencia ha sido fabulosa. Paz y sensación de estar en el presente, en el aquí y ahora.

Ausencia de ruido y el bienestar que produce contribuir aunque sea un mínimo, aportando ayuda a mi familia.

He aprendido a dormir en el suelo sin cama, a contemplar la luna y las estrellas en ausencia de luz, a compartir la escasa comida , y echar unas risas dialogando y aprendiendo el bereber.

Se puede ser feliz y estar en paz con menos , con el sonido de las canciones en grupo, las conversaciones con el té en grupo y las noches de fogata y charlas acompañadas de melodías maravillosas.