La combinación perfecta
Sin duda esta ha sido una de las mayores experiencias de mi vida, un cambio de concepción en la forma de viajar, conocer una nueva cultura desde otro punto de vista y lo más importante ayudar y ser ayudado.
Se trata de un viaje que te cala muy hondo, en el que te sientes alguien. Al principio lo planteaba como una aventura, era la primera vez que viajaba sola y no sabía a lo que me enfrentaba. Poco a poco fui conociendo a la gente del grupo, toda ella maravillosa, con ganas de ayudar y siempre una sonrisa en la cara a pesar de sufrir algunos contratiempos.
En cuanto al desierto, solo puedo decir que enamora, su gente, sus costumbres, sus paisajes, y el concepto que tienen allí de un valor tan preciado como es el tiempo y que apenas valoramos en nuestro día a día. Aprendes a vivir en el instante, sin pensar más allá.
Si a esto le sumamos una asociación que se desvive porque todo salga bien, con gran esfuerzo, dedicación, entusiasmo, y con unas personas a cargo que te transmiten todo el buen rollo, el positivismo y la tranquilidad necesaria para hacerlo tan fácil.
El resultado es una combinación perfecta.
Hoy, apenas unos días después del viaje, he vuelto a mí día a día pero sigo con la cabeza en otro lado, en un lugar al cual tengo que volver alguna vez, porque siento que me ha dado mucho. Pero también con la sensación de haber vivido intensamente unos días inolvidables.
Gracias a Viento Norte Sur por hacerlo posible.
El mundo es pequeño… pero el desierto grande