Antes de viajar a Senegal, apenas conocía la historia de los niños talibés. Me impresionó muchísimo conocer la situación en la que viven estos menores y visitar con la fundación una de las daaras de Saint Louis. 

El día de la visita pude comprobar en primera persona las labores que la fundación realiza intentando mejorar las condiciones de salubridad de estas daaras, mejorándolas y adaptándolas a los nuevos tiempos, trabajando siempre desde el respeto y el cuidado, teniendo en cuenta que se trata de una tradición senegalesa que está muy arraigada en el país. 

Fueron muchos los sentimientos que afloraron, pero sobre todo muy satisfactorio ver como todas las donaciones que habíamos llevado llegaban realmente a esos niños y les servía de aliento para aliviar un poco la dura realidad a la que se enfrentan cada día, mendigando por las calles y lejos de sus familias. 

Gracias a la fundación por la maravillosa labor que realizan.