Como cualquier viaje, por un lado está la parte de la naturaleza, y por otra la parte de la sociedad y cultura.
Con respecto a la parte de la naturaleza, este viaje es impresionante. Todo es grandioso, montañas altas, barrancos profundos, grandes volcanes, y para que hablar de la biodiversidad. Las fotos no pueden reflejar la inmensidad de lo que allí se respira.
De la cultura, simplemente es otro mundo. Me ha parecido un viaje en el tiempo, pero no un viaje de 100 años, sino un viaje hasta nuestros ancestros, un viaje de miles de años. Es impresionante comprobar, ver, sentir la conexión que las tribus tienen con la naturaleza, cómo viven con ella. Te das cuenta que hemos perdido nuestra esencia animal y nos hemos convertido en máquinas de carne y hueso. En este viaje he descubierto el significado y el sentido de la expresión «La madre tierra» o como dicen por aquellos lares, «La pacha mama».
Personalmente, la parte que más me ha gustado, ha sido la de adentrarme en las profundidades de la selva, conviviendo con gente que no conoce el turismo y viven casi como lo han hecho desde el principio de los tiempos. También que me ha entristecido, ya que he comprobado la esencia que hemos perdido. Si nos soltasen por allí solos, no duraríamos nada, nos comerían hasta las mariposas. Pero gracias a ellos, tenemos la oportunidad de hacer este maravilloso viaje en el tiempo y poder convivir con la pacha mama.