La convivencia con una familia de Ndiawara (Senegal) ha sido, en términos generales, muy positiva.
Conocer una forma de vida tan alejada de nuestra realidad es una experiencia vital muy recomendable para salir de nuestra zona de confort y poner a prueba nuestra capacidad de adaptación en unas circunstancias totalmente ajenas y desconocidas.
El primer contacto con el poblado es tremendamente impactante: condiciones meteorológicas, infraestructuras, paisaje, etc. Nada que ver con nuestra vida cotidiana. El desconocimiento del idioma tampoco ayuda a facilitar esa primera toma de contacto. Sin embargo, una sonrisa, el trato humano, el esfuerzo por hacerse entender y la amabilidad de los habitantes de Ndiawara solucionan muchos de los problemas.
La vida en el poblado está extremadamente alejada de las comodidades de las que gozamos en nuestros países de origen: comida, higiene, etc. Asearse con un cubo y un cazo, dormir en el suelo sobre un colchón de espuma o comer con la mano de una misma bandeja son algunos de los elementos más diferenciadores con respecto a nuestro día a día habitual.
Dicho esto y a pesar de no disfrutar de esas comodidades que damos por hecho (como el agua corriente), la experiencia es más que recomendable. Convivir una semana con una familia de una cultura tan distinta ayuda a abrir la mente, conocer sus motivaciones, problemas habituales y alegrías. Porque, eso sí, la sonrisa no falta en Ndiawara.
La amabilidad y cordialidad de sus habitantes es otro de los rasgos que es justo destacar. Especialmente la alegría y energía de los niños, tremendamente cariñosos y acogedores.
La convivencia con el resto del grupo de españoles de Viento Norte Sur ha sido excepcionalmente positiva. Se han creado unos vínculos afectivos, solidarios y de compañerismo muy por encima de las expectativas. En este mismo sentido, cabe destacar el extraordinario trabajo de los coordinadores Aliou e Irene, atentos en todo momento y siempre pendientes de que la experiencia fuera lo más positiva posible.
Se han esforzado muchísimo más de lo que exige su trabajo y, por ello, le transmitimos un gigantesco GRACIAS.