En África, en Marruecos, llegamos a Ait Ben Hadu y quedamos prendados de  la magia que guarda el pequeño pueblo, las preciosas casas de barro se confunden y camuflan con el paisaje, dentro del Kasbah viajamos en el tiempo y solo es el anticipo de un viaje que nos transportará más a allá de nuestros pasos.

Nuestro camino se extiende a lo largo del río Ounila que llena de vida y vegetación el árido paisaje y nos envuelve a nuestros pies de colores verdes que hacen destacar a los ocres y rojos de la tierra, del camino, del cañón que el río ha ido marcando en su trascurso, el azul y los grises de un cielo que no nos da tregua. En seguida aparece en nuestro camino el blanco imponente de las montañas del Alto Altas. Nuestro caminar es bullicioso, vamos dejando huella a nuestro paso, invadimos la paz y la tranquilidad de estos remotos lugares y de los pequeños pueblos, intercambiamos sonrisas y saludos con sus habitantes. Paso a paso llegamos a Teoulet.

Marruecos, este viaje, nos ha dejado un gran regalo, la posibilidad de volver cuando queramos, solo tenemos que cerrar los ojos.