Viajar abre la mente, te permite conocer lugares y culturas y te ayuda a hacerte una idea real de como son las personas que viven una vida muy diferente a la nuestra, y de las cuales, en muchos casos, tenemos un idea tergiversada por la información que nos llega a través de los medios de comunicación. Los bereberes del desierto de Marruecos son una de esas culturas de las que resulta difícil hacerse una idea de cómo son sin antes haber convivido con ellos.

Para mí, este viaje ha sido como una introducción o una apertura al conocimiento de estas personas. En viajes personales, ya había tenido anteriormente un primer contacto con los bereberes del Atlas, y tras este viaje se consolida aquella primera imagen que tuve, un pueblo excepcionalmente hospitalario y acogedor, que vive en el presente, en el día a día y que es capaz de valorar aquellas pequeñas cosas que a nosotros nos pasan desapercibidas; un pueblo que por otra parte vive en un ambiente de gran dificultad tanto por cuestiones físicas como sociopolíticas.

La labor solidaria que hemos desarrollado durante estos siete días nos ha emocionado a todos, se reflejaba en los rostros y en los ojos de los que estábamos allí clasificando y repartiendo el material, y además, personalmente me ha sorprendido la perfecta organización del viaje por parte de los integrantes de la asociación, que valoro especialmente por la dificultad y responsabilidad que este tipo de viajes entraña… Enhorabuena, y por supuesto, que repetiré.

Javier