Para mí viajar a India ha sido una forma de romper con el miedo a lo desconocido, miedo a un país tan distinto a lo que conocía, pero al que tenía unas ganas infinitas de visitar y no me ha podido gustar más la experiencia. Más que con sus templos y monumentos (que también son muy bonitos), he disfrutado de su cultura y creencias, de los contrastes, de cada rincón llamativo de las ciudades que visitamos, de su gente local y las conversaciones espontáneas que surgían con ellos, del comportamiento de todo desde personas y cosas a animales, de su espiritualidad… Solo espero poder volver en un futuro nuevamente para seguir aprendiendo más de este país fascinante.