Experiencia única, solo puedo dar las gracias a las familias que nos acogieron en sus hogares, a Aliou y a Irene por mostrarnos la cultura y a mis compañeros de viaje.

Ha sido un viaje increíble en el que la palabra compartir adquiere un nuevo significado.

La convivencia en Ndiawara ha sido algo que recordaré siempre, sus habitantes son personas maravillosas.

Llegar y recibir la cálida bienvenida de los jóvenes y de los niños corriendo detrás de nosotros, la amabilidad de las familias, siempre atentas y dispuestas a compartir lo poco que tienen, sonrisas infinitas de las personas, carcajadas y miradas curiosas de los niños, tardes de risas en el río con algún que otro bocado de los peces, noches al raso bajo la luz de la luna avistando estrellas…no tengo palabras para poder agradecer todo lo que me llevo.