Viajar al Valle de las Rosas

13

Marzo, 2019

Trekking
Marruecos
TurismoResponsable

Viajar al Valle de las Rosas es sumergirse  en un contraste de paisajes, dejarse llevar por la fragancia de kilómetros de rosas, beber de sus colores, de los sabores de su cocina, bañarse en sus sonidos  y saborear la convivencia con sus gentes.

Seguro que habrán escuchado, en diversas ocasiones, hablar de Marruecos. De rutas por sus ciudades amuralladas, por su costa, sus dunas o las montañas. Escapadas y viajes, pero ninguna alternativa como la propuesta en Navidades de 2018 por  la ONG ‘Viento Norte y Sur’: un trekking solidario por el Valle de las Rosas.

Una alternativa al turismo tradicional que fusiona a la perfección el deporte en contacto con la naturaleza, el intercambio cultural con la población local y un fin altruista: colaborar con los colectivos o las poblaciones menos favorecidas de la zona. En esta ocasión, una comunidad de mujeres viudas de Nrao.

Cuatro días y cerca de 60 kilómetros perdidos entre montañas anaranjadas, cañones rojizos y verdes valles ricos en cultivos bañados por el río.

El grupo

A esta propuesta, han decidido sumarse cerca de 40 ‘trekkers’ de distintas ciudades españolas, diversas edades y diferentes perfiles. Hay quienes viajan solos, otros en pareja y algunos en grupo. Cada uno con su motivación o esperanza, unos más deportistas que otros ; pero todos con la vista puesta en una ruta de cuatro días de duración y cerca de 60 kilómetros, perdidos entre montañas rojizas, cañones cobrizos y verdes valles ricos en cultivos bañados por el rio.

El recorrido está marcado por un coordinador que, junto a dos monitores y un guía  local de la zona (acompañado de su mula ‘Jaquelín’), será el encargado de orientar al grupo y marcar los tiempos en la ruta.

El grupo de la actividad

El grupo en marcha por la ruta.

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El Trekking

El camino está dividido en cuatro etapas de entre 10 y 17 kilómetros. Cada día se marchará durante cinco horas y media, con un descanso de una hora para reponer energía con el picnic que, cada mañana, se recoge tras el desayuno.

La primera etapa parte de Ait Youl, un pequeño pueblo situado a unos 1.500 metros de altura desde el cual la ruta se adentra en el paisaje del Atlas. El camino, perfectamente accesible, tiene una primera parte de ascenso, poco pronunciado (unos 64 metros de desnivel) donde se puede apreciar la magnitud de la cordillera marroquí y contemplar una panorámica de montañas redondeadas que parecen sobrepuestas en un lienzo teñido de tonos rojizos y donde la vegetación es escasa. A mitad de la marcha, comienza el descenso de la etapa y el contraste de paisajes. Las montañas se abren a un valle lleno de vegetación, árboles de ribera y huertos de cultivos tracionales ubicados alrededor de la casas: parcelas divididas por rosales. Estamos en Nrao, un pequeño poblado formado por casas de adobe donde la vida brota en torno al río y donde el tiempo parece que se ha detenido.

Dejamos Nrao para afrontar la segunda etapa. Es la más larga de todas, 16’5 kilómetros que comienzan en ascenso, el más pronunciado de todo el trekking con unos 118 metros de desnivel. Accedemos a la montaña recorriendo los poblados bereberes y dejamos atrás el río. En la primera parte de la ruta (de subida) las montañas rojizas comienzan a desaparecer entre mazizos color grisáceos donde seguimos descubriendo vegetación y arbustos que sirven de alimento al ganado que, de vez en cuando, nos soprende en alguna ladera durante el camino. Tras la subida, una extensión desértica vuelve a abrirse en el camino, salpicado en esta ocasión, por formaciones de cuevas en las que se puede observar el rastro de fuego con el que las poblaciones nómadas o lo pastores de la zona, alivian las gélidas noches de invierno. El resto del camino, en llano, volverá a llevarnos a una zona de ribera, donde la vegetación nos abre el camino. Entramos a Allen Doun, una pequeña población que acoge una de las kasbash más antiguas y mejor conservadas de esa zona.

Estamos en mitad del trekking. De Allen Doun parte la tercera etapa donde la frangancia de las rosas será nuestra guía hasta el siguiente destino : Bou Tharar. Una etapa de 15 kilómetros en descenso, fácilmente accesible puesto que solo hay  85 metros de desnivel. Para la mayoría del grupo, es la jornada más divertida ya que parte del trayecto, cerca de dos kilómetros, discurre entre un cañón bañado por el río donde el agua no supera la altura de los tobillos. Al adentrarnos en este paisaje el  sonido del agua y el de las conversaciones de los participantes se funden con el murmullo de la fauna autóctona de la zona: el canto de diferentes pájaros, el croar de las ranas, los balidos de cabras. Un estallido de color y naturaleza en estado puro se abren ante los cinco sentidos de los ‘trekkers’. Tras salir del cañón la ruta nos lleva a descubrir diversos y pintorescos pueblos, que invitan a los participantes a conocer las edificaciones típicas de la zona, su modo de vida, costumbres y ocio.

Solo nos quedan 10,5 kilómetros para acabar el trekking. Cuarta etapa que nos lleva desde Bou Tharar a Taberkhachte. Dejamos atrás un valle lleno de vida, bañado por el agua y rico en vegetación donde las rosas se han transformado en cremas, esencias destiladas, jabones o cosméticos naturales. Ascendemos ahora a la montaña, desértica, desde donde tenemos una visión muy peculiar : a un lado, las coloridas vistas del valle; al otro, el desierto rocoso y abrupto. La ruta es muy  liviana. Solo unos pocos kilómetros de subida, un poco de descenso y el resto del camino en llano. Un trayecto donde descubrir la geología de la zona : rocas llenas de fósiles y minerales que los artesanos convierten después, en auténticas joyas, utensilios diversos o  piezas decorativas.

Embelesados por las riquezas que nos ofrece la naturaleza, satisfechos de superar sin contratiempos las cuatro etapas del trekking, plenos de todo cuanto hemos descubierto y de las amistades que hemos ido haciendo durante el camino, llegamos al fin del trayecto. Con un sabor agridulce, empiezan las despedidas. Los primera, de nuestro inseparable guía y su mula ‘Jaqueline’.

Al resto aún nos queda despedirnos con una gran fiesta. En un albergue en mitad del desierto, nos unimos con los participantes del  ‘Trekking del Átlas’ para dar la bienvenida al nuevo año, bajo los sonidos de la música y la tradición bereber, la que nos ha guidado junto al perfume de las rosas durante los 4 días de trekking.

Una experiencia donde la convivencia, la gastronomía, el intercambio de culturas y la inconfundible fragancia del Valle de las rosas se instalarán en un inolvidable recuerdo que provoca en la mayoría de participantes el deseo de volver.

 

Embelesados por las riquezas que nos ofrece la naturaleza, satisfechos de superar sin contratiempos las cuatro etapas del trekking, plenos de todo cuanto hemos descubierto y de las amistades que hemos ido haciendo durante el camino, llegamos al fin del trayecto.

 

 

Dias de Trekking
Donaciones
Aventura
Realizando inventario

Laura

Periodista

Las donaciones

La cara solidaria del Trekking Valle de las Rosas,  la encontramos en NRAO. Un pequeño pueblo situado en el interior de la cordillera marroquí, al sur del país. En esta zona hay una amplia  comunidad de mujeres viudas  a las que la sociedad, aparta prácticamente de la vida. No tienen ingresos y solo las mas afortunadas cuentan con un trozo de tierra donde poder cultivar hortalizas o cereales para alimentar a su familia. Las necesidades higiénicas o sanitarias también son evidentes.

Cada ‘trekker’ ha aportado su granito de arena : material escolar, ropa, zapatos, alimentos no perecederos, leche en polvo para bebés, productos de higiene, de salud, medicamentos, botiquines para curas y primeros auxilios.

Al hacer el inventario, somos conscientes de que las donaciones han sido muy numerosas. Algo que satisface al grupo porque, de estas ayudas, podrá beneficiarse un mayor número de familias. Los integrantes de trekking son los encargados de clasificiar y organizar todas las donaciones. El intermediario en el reparto, es el director de la escuela de NRAO, quien ha convocado a las 26 mujeres viudas de la comunidad que vienen a nuestro albergue acompañadas por sus hijos e hijas. Algunas vienen solas. Así que varios de los participantes les acompañan a sus hogares. Un momento inolvidable de intercambio de culturas y complicidad de miradas y sonrisas que nunca se van a borrar.

La parte sanitaria y los medicamentos quedan con nosotros para una segunda donación. Sueros, vendas, puntos de precisión, agujas o analgésicos que van destinados al hospital de NRAO, donde solo hay 1 médico y 2 enfermeros para atender a más de 4.200 personas.

Somos conscientes que no es mucho, pero sabemos que al menos podremos aliviar algunas carencias.

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